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Pintura de arrieros mexicanos (1850's) |
oficio fueron los Montes, los Gutiérrez, los Yeo, los González, los Igareda, los Arceo, los Sánchez y otros. En el año de 1870 se realizó uno de esos viajes a la costa: El día de la salida se citaron en la casa de un senor llamado Don José Maria. Y aún no apuntaba el alba cuando ya se veía una intensa actividad en el frente de dicha casa, la carga estaba ya empacada de antemano y consistía en calzado, artefactos de talabartería como sillas de montar, aparejos para las bestias y muchos objetos fabricados o producidos en la región. Otra parte de la carga consistía en provisiones para los arrieros, tales como maíz, frijol, cecina, queso, longaniza y chocolate.
Volviendo al inicio de este viaje ya cargadas las 20 o 30 mulas que formaban el atajo, se despidieron de sus familiares, hicieron la señal de la cruz y rezando una oración montaron sus caballos.
Don José María y su hermano iban armados con pistolas y machetes, los otros arrieros machetes y daga y algunos mosquetes ocultos en la carga; en esos momentos llegó Don José González con otro atajo ya listo y se formó la caravana pues como el camino era muy peligroso por las numerosas bandas de salteadores los arrieros formaban las famosas caravanas para enfrentarse con ellos.

Después de trabajar en las fincas de café y cacao acarreando las cosechas del campo a la finca o de ésta a los puertos cercanos compraban cacao, tabaco, café, y otros productos y emprendían el viaje de regreso.
Así después de dos años o más que permanecían en aquellos lugares volvían los costeños a su casa a disfrutar con sus familias el dinero que con tantos trabajos habían adquirido. La llegada de los arrieros: El día de la llegada era día de regocijo no solamente para sus familiares y amigos sino para todo el pueblo, pues en todos los lugares se comentaba la llegada de los arrieros, y empezaban las fiestas; si había en la casa un marrano cebado se mataba inmediatamente, si no lo había le manda un recado a un matancero para que les preparase uno o dos puercos de carne o desmantecados; se mataban varias gallinas o guajolotes, se invitaba a gran número de gentes y empezaba la fiesta la que se animaba con la orquesta de la localidad y un vino mezcal de muy buen gusto que se elaboraba en esta región.
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