Embarcaciones en las riberas de Pajacuaran (1890's) |
El paisaje natural predominante en las ultimas decadas del siglo XIX (1880's y 1890's), se caracterizaba por la presencia abundante de rios, arroyos, lagunas y cienegas que, si bien es cierto que eran importantes para el desarrollo de la agricultura, tambien lo fue el hecho de que causaban verdaderos trastornos a su laboreo y a la ganaderia...
sobre todo en tiempo de lluvias, cuando los cauces de los distintos afluentes rebasaban los limites y niveles naturales, con el consecuente anegamiento de grandes extensiones de tierras, la perdida de las cosechas y las consecuentes carestias. En esos tiempos, buena parte del comercio se realizaba por medio de canoas, barcas y lanchas que con regularidad surcaban las aguas internas llevando y trayendo las mercancias de un lugar a otro, incluyendo algunos puntos del vecino estado de Jalisco. Las rutas mas utilizadas se encontraban en lo que comunmente se se denominaba como Cienega de Chapala, donde se habia conformado un grupo economico que dominaba los medios de transporte. Por lo regular estas personas eran agricultores o artesanos que en sus tiempos libres o cuando eran requeridos se dedicaban a transportar productos en sus barcas. Al parecer no estaba establecido ningun horario para realizar esta labor, ni habia muelles definidos a los que tuvieran que atracar forzosamente los transportistas. Las mercancias circulaban tanto de manana, tarde o medianoche, y lo mismo lo hacian de Pajacuaran a Chavinda, que de Ixtlan de los Hervores a Brisenas, La Barca y Ocotlan. Las personas dedicadas a esta actividad no seguian no seguian permanentemente una ruta determinada, sino que seguia el rumbo segun los intereses de los usuarios. Por ejemplo, el Sr. Matias Godinez, vecino de Ocotlan, Jalisco, con frecuencia viajaba a diferentes lugares de la region zamorana con el fin de adquirir maiz. Por lo regular en cada viaje se enfrentaba al problema de los medios de transporte, ya que los duenos de las canoas no siempre estaban a disposicion de llevar las mercancias. En cierta ocacion, Don Matias se quejaba de que habiendo comprado 10 fanegas de maiz en Pajacuaran, no encontro canoa ni fletero para llevar la semilla, por lo que tuvo que ir hasta la Hacienda de La Palma de Jesus. Alli se puso de acuerdo con el Sr. Manuel Lopez, pero tan solo para llevar el maiz hasta San Pedro Caro (Venustiano Carranza), el precio del servicio fue de 25 centavos.
sobre todo en tiempo de lluvias, cuando los cauces de los distintos afluentes rebasaban los limites y niveles naturales, con el consecuente anegamiento de grandes extensiones de tierras, la perdida de las cosechas y las consecuentes carestias. En esos tiempos, buena parte del comercio se realizaba por medio de canoas, barcas y lanchas que con regularidad surcaban las aguas internas llevando y trayendo las mercancias de un lugar a otro, incluyendo algunos puntos del vecino estado de Jalisco. Las rutas mas utilizadas se encontraban en lo que comunmente se se denominaba como Cienega de Chapala, donde se habia conformado un grupo economico que dominaba los medios de transporte. Por lo regular estas personas eran agricultores o artesanos que en sus tiempos libres o cuando eran requeridos se dedicaban a transportar productos en sus barcas. Al parecer no estaba establecido ningun horario para realizar esta labor, ni habia muelles definidos a los que tuvieran que atracar forzosamente los transportistas. Las mercancias circulaban tanto de manana, tarde o medianoche, y lo mismo lo hacian de Pajacuaran a Chavinda, que de Ixtlan de los Hervores a Brisenas, La Barca y Ocotlan. Las personas dedicadas a esta actividad no seguian no seguian permanentemente una ruta determinada, sino que seguia el rumbo segun los intereses de los usuarios. Por ejemplo, el Sr. Matias Godinez, vecino de Ocotlan, Jalisco, con frecuencia viajaba a diferentes lugares de la region zamorana con el fin de adquirir maiz. Por lo regular en cada viaje se enfrentaba al problema de los medios de transporte, ya que los duenos de las canoas no siempre estaban a disposicion de llevar las mercancias. En cierta ocacion, Don Matias se quejaba de que habiendo comprado 10 fanegas de maiz en Pajacuaran, no encontro canoa ni fletero para llevar la semilla, por lo que tuvo que ir hasta la Hacienda de La Palma de Jesus. Alli se puso de acuerdo con el Sr. Manuel Lopez, pero tan solo para llevar el maiz hasta San Pedro Caro (Venustiano Carranza), el precio del servicio fue de 25 centavos.
La isla de Pajacuaran (1890's) |
De este ultimo lugar tuvo que alquilar otra canoa para transportar la carga hasta Ocotlan. Aparte de estos contratiempos, los viajeros se exponian a las inclemencias del tiempo, pues recorrer esta region a traves de las aguas no era nada comodo. En tiempos de lluvias se corrian serios riesgos ya que el temporal podia volcar las embarcaciones, aparte de que la gente en la noche era presa de los
mosquitos, por eso era muy comun que los duenos de las canoas
trajeran consigo costales que prestaban a los pasajeros para protegerse de los insectos. Por otro lado se requeria que el viento fuera suficiente para que las embarcaciones levantaran vela.
Obviamente, las canoas no eran tan rapidas como se hubiera querido, pero las caracteristicas de la region de la cienega las hacian necesarias. Para darnos una idea aproximada de la lentitud con la que se navegaba, un recorrido de Pueblo Viejo hasta san Pedro Caro (1 legua, mas o menos) se hacia de 5 a 7 horas.
Autor: Francisco Javier Meyer Cosio (paginas 71 y 72)
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